En marzo de 2005, los astrónomos pudieron observar durante tres semanas la supernova más brillante jamás observada, SN 2005ap.
Situada a unos 4.700 millones de años luz de la Tierra, esta supernova llegó a ser hasta ocho veces más brillante que la vía láctea. Esto la hace superar en casi dos veces el anterior récord (SN 2006gy). De hecho, pudo ser observada con el telescopio de cualquier aficionado.
En un trabajo que se acaba de presentar, intentan entender la razón de semejante luminosidad. Como algunas otras supernovas, se produjo por el colapso del núcleo de una gigante roja. La onda explosiva habría colisionado contra la materia que se encontraba alrededor de esta estrella, provocando un aumento en el brillo observado aún mayor.
Uno de los autores de este trabajo, Craig Wheeler, está intrigado, ya que “algo excepcional debió ocurrir” para que fuera hasta cien veces más brillante que otras explosiones de gigantes rojas.
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