"Mientras que el zorro sabe de muchas cosas, el erizo sabe mucho de una sola cosa."    Arquíloco

Viendo la evolución

Los creacionistas clásicos suelen decir que nunca se ha visto la evolución de ninguna especie. Aunque ya hemos comentado que no es del todo cierto, hoy me gustaría contaros cómo ha evolucionado un tipo de lagartijas en los últimos 37 años.

El experimento empezó allá por 1971 cuando un grupo de científicos trasladó 5 hembras y 5 machos de Lagartija italiana (Podarcis sicula) de una isla del mar Adriático (Pod Kopište) a otra (Pod Mrčaru). Entre unas cosas y otras, no les volvieron a hacer caso y 36 años después, Anthony Herrel, junto a otros biólogos, volvió a la isla a ver las lagartijas.

En la isla Pod Kopište, las lagartijas eran como lo habían sido siempre: pequeñas, rápidas, comían insectos y los machos luchaban por controlar sus territorios. Sin embargo, en la otra isla les esperaba una sorpresa.

Las lagartijas de Pod Mrčaru además de insectos, comían hojas, principalmente en primavera y verano, cuando podían llegar a suponer el 61% de su dieta. Era un cambio muy brusco para sólo 30 generaciones, así que tuvieron que analizar el ADN para estar seguros de que se trataba de la misma especie de lagartijas. Y lo era, a pesar de que ya no se peleaban por sus territorios.

Pero no acaba todo ahí, este cambio de comportamiento iba acompañado de cambios físicos. El cráneo es más ancho y más largo. Esto hace que sus mordiscos sean más fuertes, algo que no viene nada mal si en vez de blandos mosquitos te alimentas ahora de duras hojas. Además, sus patas son más cortas que las “originales” y son, por tanto, más lentas. No parece una gran desventaja si ya no te decidas a correr detrás de otros bichitos…

Pero el cambio más sorprendente estaba en el intestino de las “nuevas” lagartijas. Tienen unas válvulas que crean una especie de ciego en el que se acumula la hierba. Al igual que otros herbívoros, esto les permite acumular la celulosa de las plantas el tiempo suficiente para que sea digerida por las bacterias intestinales.

De una forma bastante rápida se han producido una serie de cambios tanto cuantitativos (cráneo mas grande) como cualitativos (aparición de las válvulas cecales) que han permitido adaptarse a estas lagartijas a un nuevo modo de vida (herbívoro). El nombre científico de este fenómeno no es otro que el de EVOLUCIÓN.

A modo de primicia, os dejamos una foto de estas nuevas lagartijas que nos ha enviado Katleen Huyghe, una de las autoras del estudio.

3 comentarios :

  1. Esto se llama adaptacion, las lagartijas nunca seran unos mamiferos es lo que el clasico evolutivo darwinista ve se convertiran, el sabio creacionista sabe que a todas las especies se les dio esa capacidad de supervivencia y adaptacion solo una catastrofe es la explicacion a la extincion donde estas cualidades no pueden hacer efecto

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    1. Y como obtienes la adaptación a un medio diferente sin el proceso de cambio llamado evolución?

      Cambiar de reptil a mamífero no fue por un gusto, de hecho hay miles de sinapsidos registrados que son reptiles (clasificación sintética por cierto) con muchas características de mamíferos, y lo que podría considerarse especies intermedias,eso sin contar que la evolución no exige un cambio radical, si no solo el cambio

      Aconsejaría primordialmente por lo menos consultar las definiciones básicas antes de llamar sabios a un grupo de negacionistas religiosos, que como en este caso podemos notar, padecen de una precaria formación científica.

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    2. Se llama "hombre de paja" al recurso de adjudicar al oponente un argumento fácilmente rebatible para luego refutarlo. Darwin nunca afirmó que todo ser viviente evolucionará hacia un mamífero, como pretendes en tu comentario, Cesar. He allí tu hombre de paja. Por otra parte es bastante simpático e ingenuo que te adjudiques el rol de "sabio creacionista". Es claro tu sesgo creacionista, pero ampliarlo a "sabio" es tan pretencioso como inverosímil.

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